Fiestas de San Fabian
Las fiestas de San Fabián eran las fiestas pequeñas de Jánovas, ya que solo duraban un día, el 20 de enero.
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Ese día, se encendía una gran hoguera en medio de la plaza de Jánovas y, cuando el fuego se convertía en brasas, la gente asaba carne y embutido, y alargaban la velada comiendo en torno a las ascuas.
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Una bebida muy típica de los festejos de Jánovas era el poncho de ron con leche. Sí, sí, está bien escrito: el poncho, que no el ponche.
Fiestas de San Miguel
Las fiestas de San Miguel eran las fiestas grandes y duraban tres días en Jánovas, del 29 al 1 de octubre.
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Para sufragar los gastos, los mozos del pueblo encargados de organizarlas realizaban un sorteo de un cordero y con el dinero conseguido contrataban una orquesta y a un cantador de jotas. Orquestas como Estrellas Negras, Jazz Columbia y Orquesta Ríos, entre otras, realizaron actuaciones en Jánovas a lo largo de los años. En cuanto al cantador, siempre era el célebre oscense Ramón Bareche Esques.
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El primer día de las fiestas, antes de la hora de la comida, la orquesta y el cantador recorrían las calles junto a una comitiva de Jánovas, cuya figura principal era un mozo montado sobre un caballo ataviado con alforjas. Este grupo de personas paraba en todas las casas del pueblo y Bareche cantaba una jota personalizada a las mujeres que vivían en ellas, memorizando los nombres de todas, desde la mayor hasta la más joven. Al terminar, las más jóvenes de cada hogar bajaban a la calle y obsequiaban a la comitiva con un aperitivo. También metían en las alforjas alimentos, como judías cultivadas en Jánovas, como parte del pago al cantador.
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Por la tarde, se hacían diferentes actividades para niños y mayores, como carreras de burros, ya que no había casa en Jánovas que no tuviera al menos un burro. El premio para el ganador consistía en dos pollos de corral. Y al anochecer, la orquesta tocaba en la plaza del pueblo, aunque, si hacía mucho frío o llovía, el concierto se trasladaba al salón de baile del pueblo, situado en la parte baja de la escuela.
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El segundo día de fiestas, tras la misa del mediodía, la gente se reunía en la plaza, donde la orquesta volvía a tocar. La tradición mandaba que ese día todos estrenaran ropa. Además, el primer baile estaba reservado únicamente para que bailaran los mozos con sus hermanas. En caso de que alguno no tuviera hermana, debía bailar con la mujer más próximamente emparentada de la familia.
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Otra de las tradiciones más divertidas de Jánovas durante San Miguel consistía en que los mozos llevaran el desayuno a la cama a las chicas del pueblo, y a aquellas que venían a pasar las fiestas. Y aunque algunas muchachas cerraban las puertas a conciencia para evitar que entraran los jóvenes, lo cierto es que siempre encontraban la manera de llegar hasta sus camas.
Iglesia de San Miguel
La iglesia de San Miguel está ubicada sobre un cerro, a unos 300 metros de las casas del pueblo. De origen románico, fue reconstruida en el siglo XVI aprovechando los restos románicos de la anterior. Su nave es rectangular, con una bóveda apuntada, tres capillas laterales y una torre cuadrada. Anexo a ella se encuentra el cementerio de Jánovas.
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Tras las expropiaciones para construir el pantano, la iglesia fue desacralizada en 1963 y, a partir de entonces, fue deteriorándose con el paso del tiempo y el abandono hasta quedar muy dañada. Las imágenes de los santos patrones desaparecieron, y el pórtico, de estilo románico tardío, fue desmontado y trasladado al pueblo de Fiscal.
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La iglesia contaba con dos pilas, una con agua bendita y otra para celebrar los bautizos. Por unas escaleras se accedía a un altillo de madera, el coro, donde se colocaban los hombres del pueblo para cantar, mientras las mujeres se sentaban abajo, donde cada casa de Jánovas tenía reservadas sus propias sillas.
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En el año 2016 se creó la Fundación San Miguel con el objetivo de recaudar fondos para la reconstrucción del templo, ya que la Iglesia se niega a financiar la reconstrucción.
El Lavadero
El lavadero de Jánovas disfrutaba de un abundante caudal de agua y hasta él acudían a diario las mujeres del pueblo a lavar la ropa. Este lavadero también contaba con un vación, palabra que usaban los vecinos del pueblo para referirse a un hueco del lavadero donde se acumulaba el agua que salía de la fuente, y que era aprovechada para dar de beber a los animales.
El Molino
El molino de Jánovas pertenecía a la Sociedad Electro-Harinera, creada por varios vecinos del pueblo con el objetivo de moler cereales y generar luz. De esta forma, se elaboraba pienso para los animales y harina para consumo humano, además de abastecer de luz a varios pueblos de la zona.
El Frontón
El frontón estaba en la plaza del pueblo y era uno de los espacios más utilizados para el ocio y el deporte, en una época en que nadie en Jánovas tenía televisión ni otros medios de distracción. Allí se organizaban competiciones de pelota, sobre todo durante las fiestas.